lunes, 2 de diciembre de 2019

El amor puede ser un ocho acostado


El amor puede ser un ocho acostado

  En este mundo dónde gracias a Facebook, instagram u otra red social podemos tener mil amores en un solo “click”, hemos perdido la fe en el amor de verdad pero… ¿sabéis qué? Ese amor verdadero sigue existiendo.
   Cuándo hablo de amor verdadero no hablo de ese amor platónico e infinito que siente una madre por su hijo o el de aquel reo que está dispuesto a morir antes que vender sus ideales. Cuando hablo de amor verdadero me quiero referir a la palabra amor en su máxima expresión. A ese sentimiento maravilloso y único que siente una persona por otra persona.
  Aunque, como os dije antes, hemos perdido la fe  voy a intentar daros algunas pruebas de que ese amor sigue existiendo. He tenido la suerte de verlo, con mis propios ojos, en la mirada de aquella persona que siempre me quiso ver crecer, cumplir mis metas y lograr aquellas cosas que soñaba en la vida. Pude tener el honor de observarlo, cuando trabajaba en un geriátrico,  con aquella señora que impedía que el personal de enfermería peinara a “su Joaquín” porque aunque él, debido a su enfermedad, no la reconociera disfrutaba con aquella acción y con la sonrisa que él le devolvía y sobre todo la mayor prueba que os pueda dar ha sido mi experiencia  en mis más de 32 años en esos dos cuerpos que dicen ser mis padres que : frente a la adversidades de la vida siempre han seguido adelante contando el uno con el otro. Así que querido amigos empezar a creer porque el amor infinito (de ahí lo del ocho acostado) existe si lucháis por él, sin excusas, hablando vuestros problemas y celebrando los éxitos.
  Para terminar os dejaré esta reflexión que me encanto:

“El amor no duele. La soledad duele, perder a alguien, la envidia duele. Todos confunden estas cosas con amor, pero la realidad es que el amor es la única cosa en este mundo que cura. El amor cubre todo el dolor y hace sentir a alguien maravilloso otra vez. El amor es la única cosa en este mundo, que no duele”